lunes, 29 de agosto de 2011
somniloquio
ante el requerimiento de las partículas
y las cuerdas de cantar interrogante,
ante los tendones orgullosos de un pensar
ambivalente.
ante la torre que parpadea
y la noche, que me vuelve un feto insólito,
finjo una reverencia que me electriza las entrañas
y la arrojo al vacío;
estoy de rodillas frente al croquis del ocaso,
que me deja entrever un destello con perfume a
oboe,
que me unge con plazas atiborradas de jazmines.
voy a articular un sol frente a vos
y enjugarlo en la beatitud de mieles azules,
en el cántaro ceremonial, que es mi cráneo;
voy a delatar al sótano de una mirada,
y expulsar el plasma gris que tengo clavado en el
hipotálamo,
y convertirlo en una flor.
Francisco Garrido (2009)
Bosque de espinas de pescado, Max Ernst (1927)
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