miércoles, 5 de junio de 2013

La fiebre de los vitrales

"Through many tears i've wait" 
George Harrison

¡si pudiera formular hasta que punto,
hasta que plexo
me conmueve tu tan despojado estar aquí,
en el inmediato aquí que se vuelve arcano y dulce!

hay detalles que surgen como su propia reminiscencia
y se evanescen en su puntualidad,
pero me abren a aquel misterio que me es familiar, 

mucho más que las construcciones cotidianas.

cada gesto tuyo se me presenta
fortuito,
trascendental,
como una grieta hacia el santuario
donde mi dolor es una bestia mitológica
y se desvanece.

hay lágrimas formando un ábaco

pero no se basta para contarse,
hay un verdor que espera que lo habites
desde que atravesaste la puerta
y Sirio lo supo perfectamente.

hay un perfume primigenio,
el mismo que emana el mundo al comenzar,
perfume donde se musita un orgasmo sigiloso.

percibo una combustión alquímica de cabellos inconscientes
mientras reís la fiebre de los vitrales
y tu voz se va trepando a los relámpagos.



Francisco Garrido

domingo, 23 de diciembre de 2012

Mi nuevo libro ya está disponible

Ya está a la venta Y el espejo se quebró en 25 poemas, mi nuevo libro, con poemas escritos durante 2012.
Pueden conseguirlo en La Libre, ubicada en Bolivar 646, San Telmo, a 30 pesos, o comunicándose conmigo a mirameysecolor@hotmail.com

Francisco Garrido

miércoles, 24 de octubre de 2012

Concierto para violín, de Alban Berg

Primer movimiento
                                              "O el pájaro como acontecimiento"
                                               Gilles Deleuze-Félix Guattari

los destellos se ordenan sigilosos
contra una espalda de resplandor lunar
los destellos prefiguran a la tormenta
disponiendo mis estremecimientos a modo de panoplia

un súbito espejismo de valle precede a los peldaños
vértebras de la sinuosa serpiente marina que asciende

hasta desmelenarse en cascadas de resplandor simétrico
(oh), amarilleo nocturno de lentas aguas

despertar de criatura de vértigo
que contempla sus escamas con reflejo de eclipse

un tintineo como intersección de luces,
punto de luz, punto que se revela como pléroma, y en él habla el Todo (astro total)
que se circunda a si mismo y en sí se parapeta.

más, los muros que se elevan, crispados, majestuosos,
y a sus pies, las crecientes olas que devienen en el canto
oscilante del pájaro a la deriva.
extravío, paisaje rendido, insomnio reptante entre los árboles.


nuevamente los destellos, pero ahora son ramas.




Francisco Garrido






martes, 23 de octubre de 2012

Estoy en la intemperie

Estoy en la intemperie. Siento haber trashumado tiempo, solo mensurable a través de las auras, cuando gravita.
Siento haber transmigrado hasta vos, donde la simiente con su guiño, se revela misterio, y entrego mi mirada al cielo, aun bañado en intemperie, que a su vez me contempla como el tacto del quiromante.
Y cuando me pregunto cómo llegué, recuerdo al ave migratoria que me condujo, dormido, hasta la intemperie, arrojándome como a un venablo incendiado de sí mismo.
Una mirada me insufló la espuma estridente mezclada con silencio en columnas y sedosas piras, y me arrancó las latomías de la sangre.
País de tu mano y la llovizna que me labraba desintegrando todo antro del miedo y horizonte de sucesos* de la ausencia.
Si, ruiseñor en su oficio de desguazar los féretros; y el regreso al perfume inenarrable, acaso envés de la intemperie o región frágil e irrebatible del encuentro, luego del encaje de los siglos y su tránsito.
Vi los cuásares centellear en su intermitente idilio. Vi el trance irisarse en unos ojos y me vi, entre cristalizaciones, entre pensamientos todavía nutridos por el almibar de la víspera.
Pero ahora, coronado de intemperie, oigo el discurso abismal, que se musita como un viento lejano.


Francisco Garrido

*Frontera de un agujero negro

sábado, 1 de septiembre de 2012

El sol suena ante mi

el sol suena ante mi
ilumina tu llegada, mi despertar.

te veo avanzar como pies entre lágrimas
cada una un eslabón, van urdiendo una leve mitología
te veo avanzar y tu estela de jardín colgante
en la atmósfera de una infancia
te veo avanzar como las ondas concéntricas en el agua
en la que mi pensamiento se adormece
y tu andar de trayecto de alondras describe un eneagrama silencioso

lo que era mi antigua pregunta se volvió amatista
revelándome parte del color de tus pasos
y tu forma, tenue bajel aureolado de bruma
litúrgica y matinal.
recibo tus manos de lazos de aire de tibieza
y abrazo un contorno de estrella
como dormir entre corales
sin precaución, sin sigilo
solo abrigado con tu bálsamo gestado entre lunas
con el canto que libera tu nectario

la claridad me abre una oración de pedrería tornasolada
la mañana celebratoria me confía su jazmín de velamen secreto
y no puedo sino atesorarlo y dejar que se entronice
y sos vos, y hay mucho de cosmos en tu fulgor femíneo.

vuelvo a mi refugio y lo reconozco sahumado por tu fragancia
recién regresada del solsticio
misterio que se me formula
en forma de clepsidra palpitante e instancia táctil de la luz.
en tu cuerpo sueño pangea como el espacio que crea el fuego

saberte real es recordar a ser como toda ceremonia.



Francisco Garrido

jueves, 9 de agosto de 2012

Entramado

¿donde comienza el entramado?
¿en la llovizna?
¿en la estrella de primera magnitud de cada gesto?
¿en el reloj que me regala la oropéndola?

sólo sé de las manos que inventan el curso de mis ríos subterráneos
sólo sé del hálito que estremece a la piedra del umbral de mi aorta
que me exalta cada gozne,
mi sensación que hibernaba en un espejo,
y me ensortija el sueño, en su íntima torre de alabastro

la esfinge solar que delata a las simas
como una manera de abolir toda consternación de estrellas
un astro que me envuelve con reflejo absolutorio
y me devuelve a la bahía febril donde emerge una nueva infancia

cuando se pronuncia el fragmento de rocío en que la fábula se mece
por quien en sueños musita pájaros,
aquellos, al retozar por todos los ángulos de la noche.


Francisco Garrido

Después de escuchar

tácita luna o cisne irrepetible
que me habla desde una era desnuda
en sinfonía entreabierta con el murmullo de las semillas

una voz como una forma de reorganizar las esporas,
de difuminar las fronteras del alba,
y que al sonar, vuelve a las libélulas mas inverosímiles
y fluye con inflexiones como incrustaciones diamantinas
que se le hacen al silencio

contemplo tu diálogo de destellos
que viajan a la velocidad de la música;
cada uno da luz a un jardín distinto

y siento aura de lago en paz y vértigo enlazados
y me conmueve el prisma puramente formado por tus ecos

pequeño arcano
con movimientos de cristal de nieve
pulsás mi esfera y la abrís hacia recién nacidos mares
entre novísimas constelaciones

yo descalzo para recorrer un continente fragante de enigma

tu reir
y en mí refulgen las Pléyades



Francisco Garrido