miércoles, 11 de julio de 2012

A Sri Ramakrishna

Thakur, heraldo de las latitudes de la luz,
imprime en el papiro de mi lengua las palabras fundamentales.

Thakur, mi mente se acerca hasta la orilla de Tu nombre para sumirse en diafanidad,
que mi mente sea acendrada por Tu nombre.

Thakur, anhelada beatitud en la que mi contorno recordará su ilusoriedad;
que todo mi nómade lenguaje se reintegre y a Ti te hable.

Thakur, la forma de Tu cuerpo está hecha de galaxias, está hecha de tenues líquenes; yo,
tu vástago estremecido, tu cántaro anhelante, que solo desee Tu dulce nombre, oh,
Ramakrishna.

Thakur, que la unificación no sea sino el descubrimiento de la unidad preexistente
que la elevación no sea hacia las alturas, sino hacia la ubicuidad.

Thakur, que Tu palabra, antorcha inalterable, se establezca sobre el mundo.




Francisco Garrido.

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