miércoles, 11 de julio de 2012

presencia

presencia
y todo su derredor
y todo lo antes de decir
y todo ese mundo implícito como una herida.

ya ausente, habla
y aún ausente
suele dilatar los diapasones,
los eslabones sutilmente quebrados
y la arena que se torna mas rumorosa
bajo el calor palpitante que se deslíe

y al volver de su ausencia galopante,
estentórea diadema
y cabellos en tribu,
queda un suspiro imperceptible
interceptado
entre bloques de vigilia

cuando el deseo como fragua la recomienza
junto a todo aquello que el fuego responde
y al mismo tiempo, la noche se deshace en crustáceos
en pedrerías resignadas.


Francisco Garrido

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